desaliento...

...

después

...

no encuentro
no soplo
no arribo, ¿a donde?

ya...

no sufro
no soplo
no vivo, ¿a donde?

Más...

No junto
No arreglo
No sumo

Esperá...

No escucho
No siento
No vuelo, ¿a donde?

Ahora?...

Ya no
Jamás
Tampoco
Vendrás, ¿a donde?

Mis ganas no pueden más, mi sueño no juega mas, mi vida, a ¿donde?
Por Renato

OSOS

Era el mejor del barrio, y eso lo sabían todos. Pero eso no le ayudaba en nada, es más, le daba más miedo aún. Estaba escondido hace más de cuarenta minutos y José todavía seguía buscándolo. Noé se lo imaginaba: con sus nalgas gordas, agachado, recorriendo todos los rincones del jardín. Si había algo que deseaba, metido dentro de la pileta, era que ese oso no lo descubriera. Era el mejor a la escondida y lo seguiría siendo. Sin importar cuantos minutos debía aguantar debajo del agua. Lo único que necesitaba era, cada 3 minutos, poder salir sólo un segundo a la superficie, aspirar, y volver rápidamente a la humedad que lo ocultaba.

Por Hill Evans

ELEFANTES

En las orejas tenía elefantes. Eran blancos, con ojos como de perlas. Parecía extraño, aunque en realidad así sonaba pero no lo era. Aparecían al final de sus orejas y colgaban casi hasta el hombro. Una mujer con elefantes en las orejas. Eso era algo que Jonás no había visto nunca hasta ese momento. Le pareció gracioso e intentó no reírse y cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue subir a su cuarto y hacer un dibujo. Parecía perfecto cuando lo terminó. Esos mismos elefantes, ahora más grandes, le parecían a él una réplica exacta de los que había visto en la plaza minutos antes. Dobló el dibujo y lo puso debajo de su almohada. Era algo que hacía habitualmente después de dibujar: doblar el papel y guardarlo en su cama. Sentía que era más seguro ese lugar. Y sus dibujos merecían seguridad, porque eran muy importantes para él. Siempre hacía lo mismo: los guardaba allí para poder verlos apenas se levantase al día siguiente. Casi siempre le parecían muy distintos del día anterior y Jonás sin saberlo fue creando un mito de esas noches. Creía que sus dibujos se transformaban con sus sueños, con sus noches y su almohada.

Por Hill Evans

UN RAMO SOLO

Un ramo solo

Un ramo solo, en sentido entero de tu belleza.
Un acercamiento fósil a lo que ya no vemos.
El Resultado del Sismo que presenciamos.

Morumbí

DECLARACIONES

Prolec, compañero, Prolec. Palabras que creí que nadie más utilizaba o utilizaría. Creí que ya nadie se acordaba de esas tierras, pero veo que todavía queda viva esa nación. Gracias a el ojo inexperto por tener esa aguda visión y poder rescatar un poco del polvo a un pueblo que supo ser noble, guerrero y pelirojo. Han emocionado a un viejo que creyó que su pasado estaba muerto. Adiós, me voy a ver a Majul.

Lucas Palacios.